Desde niña sentí la presencia del mundo invisible. Veía señales, hablaba con mis guías en sueños y jugaba con el péndulo era el anillo de mi abuela.
El huevo una limpieza que no podía faltar, las oraciones eran portales… y yo, una aprendiz del cielo. Mi camino fue guiado por santos, por luces, por voces que no se ven, pero que me hablaban claro. Fui creciendo entre rituales, velas, mantras y milagros. Mi espíritu fue formado por la fe, la metafísica y mi parte espiritista por los Marialionseros mi familia y la energía viva de quienes vinieron antes que yo.
Hoy soy canal, guía, protectora, soy mujer medicina, creo oraciones, velas, tarot, y rituales que sanan. No elegí este camino: nací en él y ahora, lo comparto con el alma.